Una batería recargable hecha de comida
Un grupo de investigadores del Istituto Italiano di Tecnologia creó una batería recargable y comestible, gracias a que está hecha de materiales que son parte de nuestra alimentación. Al estar hecha de material orgánico, es ideal para reemplazar a las baterías tradicionales (que pueden tener sustancias tóxicas) en dispositivos como sensores que estén dentro del cuerpo, monitores para transporte de alimentos y más.
La batería, por ahora un desarrollo de laboratorio, usa riboflavina (presente en las almendras, por ejemplo) como ánodo, quercetina (que se encuentra en cebollas, alcaparras y otros vegetales) como cátodo y carbón activado para ayudar en la conductividad, mientras que el separador de ánodo y cátodo está hecho con alga nori; los electrodos fueron encapsulados en cera de abeja; los contactos de la batería están hechos de celulosa y oro (del tipo usado en pastelería, y autorizado para consumo humano).
La batería es muy modesta, con un voltaje de 0,65 voltios, y con una autonomía que por ahora se mide en minutos. Pero su diseño la hace ideal para ciertos usos en los que una batería convencional no es conveniente, tal como indican sus creadores en un estudio publicado en Advanced Materials.
“Los usos potenciales futuros van de circuitos comestibles y sensores que pueden monitorear las condiciones de almacenamiento de comida –explica Mario Caironi, el coordinador de la investigación-. Además, por el nivel de seguridad que ofrecen estas baterías, se podrían usar en juguetes para niños, donde hay un alto riesgo de ingestión de la batería. Actualmente estamos desarrollando dispositivos con mayor capacidad, al tiempo que reducimos el tamaño.”
Los investigadores admiten que este tipo de baterías no tiene la densidad energética necesaria para usar en un auto eléctrico, por ejemplo, pero consideran que es un excelente reemplazo para otras pilas y baterías de aplicaciones más acotadas.
Y son parte de un esfuerzo de toda la industria para ir más allá de las baterías de iones de litio, que son muy confiables, pero tienen múltiples problemas de reciclado, pueden prenderse fuego, etcétera, y de encontrar fuentes de energía para usos específicos que sean amigables con el medio ambienten; en este caso, las baterías comestibles, una vez usadas, podrían simplemente asimilarse al cuerpo en el aparato digestivo, o se podría disponer de ellas con cualquier sistema de compostado.
Los investigadores, no obstante, observan que todavía faltan años para lograr un diseño que pueda fabricarse en forma masiva.
Fuente:Crean la primera batería recargable hecha de comida – LA NACION